jueves, 9 de mayo de 2019

Once años después de ti.


Once años exactos desde que no estás. Once años de extrañar cada abrazo y cada momento contigo. Fue justo antes de mi cumpleaños, recuerdo que teníamos todo planeado desde hacía un mes para que fuese perfecto, pero nunca pudimos llevarlo a cabo.
A veces pienso que la vida es muy puta y muchas veces se ha torcido haciéndome sufrir, quizás demasiadas. Luego me pongo a pensar en qué habría pasado si no hubieses tenido que partir. Probablemente estaríamos vivas y enfermas, o a lo mejor muertas, pero juntas. Viviendo algo que no se podría llamar vida, sufriendo, pero juntas. O  tal vez estaríamos curadas y ahora nos haríamos ese tatuaje que nos recordaría lo que superamos, siempre juntas, y te pido perdón por no haberlo hecho, por ti y por mí, pero las circunstancias han cambiado y seguro que lo entenderías. Probablemente todo sería distinto y muchas personas que hoy son lo más importante para mí no estarían. Pero estaríamos juntas. Cada vez son menos las veces que me detengo en ese pensamiento porque no tengo poder sobre el pasado y porque por fin descansas sin sufrir,. Tengo la sensación de que sigues cuidándome siempre, que me miras desde arriba y sonríes con esa ternura tuya.
Ahora, la mayoría de las veces, pienso en lo que he hecho con la vida que me ha tocado y me siento bien porque es lo que me hace ser quién soy y no puedo cambiar lo que pasó.
Once años me ha costado ver el final de esta jodida enfermedad que acabó con tu vida, pero ya siento que rozo el final con los dedos.
Tú fuiste la motivación que me hizo reaccionar, la promesa que te hice me mantuvo luchando por ti hasta que he sido capaz de hacerlo por mí misma. Creo que es lo más importante que te prometí y te imagino feliz por haberlo logrado.
Hoy estoy orgullosa de lo que he conseguido porque, a pesar de mis errores, que han sido innumerables, he llegado hasta aquí. Hoy, estoy en el camino de formarme y ayudar a otras personas para que no pasen por lo mismo. Y es gracias a ti, a tus palabras, que me dieron el impulso para no hundirme cuando te convertiste en estrella.
Mi Tuki, mi mejor amiga, mi hermana... Hoy ya no siento rabia por lo que te pasó pero sí sigue doliendo aunque de una forma que hace que convierta ese dolor en impulso para luchar por mí, como tú querías.
Porque dijimos siempre y será para siempre, pequeña estrella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario