martes, 19 de enero de 2021

5 años

Aún me cuesta creer que ya hayan pasado 5 años desde que no estás. 

Y, a su vez, el tiempo se ha hecho eterno.

Todavía sigo entrando a veces con la sensación de que te encontraré en tu sillón esperándome.

O que haremos canelones juntas. O que me enseñarás a cocinar. O que me sentaré delante de ti y me peinarás como solías hacer.

Te admiraba. Te admiro. Nunca vi una mujer tan fuerte, sabía, honrada y buena como tú. En el pueblo decían que te habías ganado el cielo, y así era. La vida no te lo puso nada fácil, pero siempre te mantuviste en pie, diciendo que todas las cosas tienen su lado bueno.  

Extraño mucho tus abrazos y tus consejos, fuiste mi segunda madre, la que estuvo ahí cuando nadie más sabía lo que estaba pasando. Pero tú sí, tú siempre sabías y me sacabas del pozo sin reproches, con amor y comprensión.

A pesar del tiempo aún no he asimilado que te hayas ido, hay días que tu ausencia se transforma en un nudo en la garganta y hace que todo parezca más difícil.

Luchaste hasta el final, hasta por fin descansar de esa enfermedad que tanto terror provoca en mí.  Hay tantas cosas que me pediste y que no he hecho... Y, aún así, sé que no estás enfadada por ello, sé que lo entiendes. 

Recuerdo ese último día en el que me aferraba a ti, a punto de dormirte, en el que solo podía pedir a Dios que te curases, aún sabiendo que era algo imposible. 

Recuerdo que me miraste con tus ojos azules como ese cielo al que estabas a punto de partir, esos ojos que parecían saberlo todo, y que me dijiste "estoy tan cansada..." antes de  cerrarlos por última vez.

Y, de repente, te habías ido. En silencio, como queriendo no molestar. 

Silencio... esa mañana recuerdo que me desperté porque todo estaba demasiado en silencio. Y entonces te vi y supe que ya no estabas, que te habías convertido en esa pluma en la que decías que te convertirías al morir y que estabas volando hacia el cielo, libre y sin dolor por fin.

Tengo tanto miedo de olvidar el sonido de tu voz... Y, sin embargo, no tengo miedo de olvidar tu rostro, tus enseñanzas, tu amor... porque sé que eso es imposible.

¿Y sabes porqué es imposible? 

Porque te llevo tatuada en la piel y en el corazón, en un rincón donde puedo abrazarte y donde eres eterna.

Siempre, yaya ❤️


viernes, 1 de enero de 2021

¡Feliz año 2021!

 Adiós, 2020.

No creo que te eche de menos, aunque sí debo darte las gracias por todas las cosas que me has enseñado.

Gracias a ti he aprendido a valorar lo que tengo y a no dar nada por sentado, porque en cualquier momento lo puedo perder. 

Han sido 365 días con sus luces y sombras, como todos los años, como la vida misma. Me gustaría decir que fuiste el mejor año pero has sido uno de los más duros, la verdad es que muchas veces pensé que no lo conseguiría, más incluso de las que me gustaría admitir.

En enero trajiste a María, el regalo más buscado desde hacía tiempo, y por ello doy gracias.

En febrero y marzo pude viajar un par de veces, pequeñas escapadas que sirvieron para recargar pilas para lo que vendría después, aunque entonces no tenía ni idea de lo que se avecinaba, solo pensaba en que tendría tiempo para hacer todo lo que tenía en mente. 

Pero no.

Viniste con un virus que hizo temblar al mundo y que paralizó nuestras vidas. 

¿Quién nos iba a decir que extrañaríamos cosas tan simples como tomar un café, ir al cine o dar un abrazo? Nunca lo hubiésemos imaginado, pero así fue. 

Has sido un año lleno de caos, incertidumbre e incomprensión, pero también has tenido cosas buenas, porque aún sin entender nada y con un confinamiento de por medio, nos unimos para aplaudir a todos los sanitarios que estaban en primera línea, que sufrían mientras luchaban incansablemente contra el virus. Mi agradecimiento para ellos y para todas esas personas que han sido esenciales para seguir cada día: policías, repartidores, personal de supermercados, de limpieza y un largo etcétera de trabajadores esenciales que lo habéis hecho todo más fácil.

Pero a pesar de esas cosas que nos han unido, otras muchas nos han separado, haciendo que muchas veces perdiese la fe en la humanidad, aunque luego siempre ha ocurrido algo que ha hecho que la recuperase. Se suponía que esta pandemia nos iba a hacer una mejor sociedad, unas mejores personas, pero no lo tengo tan claro, ojalá me equivoque y que al final así sea.

2020, te has llevado millones de vidas y has destrozado otras tantas, te has llevado a muchos de nuestros mayores, pero también has hecho que veamos lo importante que es la salud y el largo camino que todavía nos queda por recorrer hasta que le demos la importancia que realmente merece y entendamos que es una prioridad y que hay que invertir más en sanidad. Un buen ejemplo es la vacuna, que gracias a la inversión que se ha hecho en investigación ha llegado más rápido de lo normal y con la esperanza de que esto acabe pronto, así que imaginad lo que se avanzaría con una mayor inversión en sanidad.

Y hablando de salud, no hay que olvidar que este año se ha puesto de manifiesto una vez más la importancia de la salud mental. Esta pandemia ha repercutido en la salud mental de todos y eso debería de ser motivo suficiente para reflexionar y contratar más psicólogos que puedan cubrir las necesidades de la población. Pero no. No ha sido así, al menos todavía no, y las unidades de salud mental siguen colapsadas, sin poder atender a muchas personas que necesitan ayuda y sin recursos para dar una buena atención a las que ya atienden. Desde aquí animo a mis compañeros a seguir luchando por dar visibilidad a nuestra profesión y por no decaer, somos muy necesarios y ojalá algún día el mundo entienda que no hay salud sin salud mental. 

Y mientras todo se derrumbaba, la naturaleza crecía y se expandía, recuperando junto con los animales una parte de su hogar, ese que les arrebatamos, la contaminación disminuía y el planeta sanaba un poco de todo el daño que le hemos hecho. Ojalá tomemos conciencia antes de que sea tarde de que no hay un planeta B, esto es lo que tenemos y lo estamos destruyendo, los seres humanos estamos siendo como un virus para el planeta, lo estamos destrozando y solo nosotros podemos pararlo. 

Deseo que este 2020 haya servido para eso, para parar y reflexionar sobre todo lo que hay que cambiar y para poner en marcha dichos cambios.

2020, has sido como una pesadilla de la que aún no hemos despertado, fue como si el tiempo se detuviese y a la vez pasase volando.

Personalmente, me siento afortunada de tener a mis seres queridos conmigo, de tener un techo y comida sobre la mesa, y le pido al 2021 que eso no cambie y que, a ser posible, me traiga una plaza PIR.

Este año se ha ido dejándome exhausta mentalmente, ha sido una lucha constante contra esa parte de mí que quería rendirse, ha habido momentos en los que realmente he sentido que no podía más, en los que he deseado dormir y no pensar más, pero en todos ellos y muchas veces de forma inconsciente, mi pareja, mi familia y mis amigos, han hecho que encuentre la fuerza necesaria para seguir. 

Sin duda, ellos son lo mejor de mi 2020 y de mi vida en general. GRACIAS.

2020, te cierro la puerta y doy la bienvenida al primer día de 2021, pidiéndole que nos traiga salud, felicidad y fuerzas para luchar por nuestros sueños.

Deseo que estéis todos bien, gracias por leerme un año más y por cada mensaje recibido, os deseo todo lo mejor en este nuevo año que acaba de llegar y, por favor, no olvidéis ser responsables, este virus lo tenemos que parar entre todos y ya habrá tiempo de montar fiestas y de hacer mil cosas juntos. 

Así que ¡FELIZ AÑO!

2021, vamos a llevarnos bien ❤️