lunes, 27 de marzo de 2017

La caja de Pandora

Hacía demasiado que no me pasaba a escribir una entrada pero hoy os quiero contar mi sábado.
Este sábado pasado descubrí que soy celosa ya que desde que tengo novio he tratado de aceptar su extenso historial de ex novias pero hay una a la que no trago y que para colmo es su mejor amiga. O al menos eso cree él porque ella quiere algo más ya que no veo normal que se pase el día colgada de su cuello. El caso es que después de haber intercambiado con ella algunas palabras este sábado perdí la paciencia y nos agarramos de los pelos. Literalmente. Como que ella tiene la nariz rota y yo el labio partido. A todo esto se sumaron dos ex más a la pelea contra mí. Mi chico tuvo que escoger y se quedó conmigo y ahora mi mejor amiga, esa a la que mi pareja culpó de que yo me volviese agresiva (me tomé sus consejos muy a pecho) me ha dicho que debería pedir disculpas.
Y aunque preferiría beber lejía antes pues lo voy a hacer por amor.
Así que sacad la moraleja de aquí: a veces el orgullo hay que tragárselo y pensar antes de actuar.

Mi alma gemela

He leído sobre el amor de mil maneras distintas, los versos de poetas que parecían tener la rima exacta para definirlo. Y solo contigo sentí que todas esas palabras cobraban sentido. Solo contigo​ sé lo que es amar y que duela, pero que sea un dulce dolor, el dolor de la intensidad de un sentimiento que todo lo puede.
Cometo mil errores porque no soy perfecta pero por ti... Por ti bajaría al infierno y buscaría una lágrima en un océano.
Ahora, acostada en mi cama, siento la falta de tu cuerpo junto al mío y maldigo al tiempo, que parece escapar cuando te veo. Mi fuerte son las palabras pero nadie, ni siquiera yo, puede describir este sentimiento, este amor que nunca sentí antes y por el cual lucharía contra todos los monstruos, incluso si esos monstruos proceden de mi propio infierno.
Por ti... Por ti, mi vida entera.

lunes, 20 de marzo de 2017

Un pedacito de mí

Soy la de los ojos verdes, la que no sabe sonreír en las fotos pero que está en proceso de aprender aunque no le guste su sonrisa.
Soy la que en un grupo numeroso verás siempre a un lado pero probablemente sabré algo de cada uno de los presentes que nadie más sepa y que jamás contaría.
Soy la que llora de noche pero al recibir un mensaje de alguien pidiendo ayuda se seca las lágrimas y está ahí.
Soy la que odia discutir y jamás muestra su enfado, la que lo paga con ella misma aún sabiendo que podría ser cruel con esa persona.
Soy la que perdona mil veces y la que nunca cree en los piropos, la que cuando se mira al espejo y se ve guapa se dice "no seas estúpida", la que se toma todo a broma aunque le afecte.
Soy la guardiana de un infierno que yo misma me busqué y en el que no dejo entrar a nadie por miedo. Soy la que lucha contra los demonios que habitan en ese infierno, aunque a veces pierda las batallas.
Soy de las que aman con todo, de las que dan la amistad para siempre. De las que te defiende contra cien aunque tenga las de perder.
Soy la que llega a casa y siente ansiedad y se come una caja de bombones que luego no vomita porque eso es peor. La que se pesa continuamente aunque le haga daño, la que no se mira al espejo desnuda por miedo a sentir asco y caer en un pozo del que es difícil salir. La que se siente inferior pero trata de superarlo aunque siempre le han dicho que valía menos y que no llegaría a nada. A la que siempre dijeron que era fea.
Soy de las que saben que no saben nada, que casi todo se les da mal pero que pese a ello encuentran la belleza de la vida en las cosas más simples, de las que caminar con música por un parque les hace soñar.
Soy...
Aún lo estoy descubriendo pero yo soy imperfecta, con mil defectos, yo soy yo, la que mete la pata mil veces por día, la que sale porque en casa se ahoga y después se arrepiente, la que le da vueltas hasta a los problemas ajenos, aunque peque de tonta, la que pide disculpas aunque el orgullo le grite que no lo haga, la que no le importan las cicatrices sino aprender.
Y por todo esto, nadie te da derecho a juzgarme porque para eso ya estoy yo.

Tú eres valiente

"Una de las cosas más difíciles es aprender que eres digna de recuperarte".
Leí esa frase ayer y es cierto; se dice que es más fácil convivir con tus demonios que aceptarlos o enfrentarlos. Y todos los tenemos, eso es algo innegable.
Y por eso tú, que cada mañana te levantas de nuevo después de un día luchando contra ellos, que estás exhausta pero sigues en pie, tú eres valiente. Y de vez en cuando toca aceptarlos y abrazarlos, quedarse un día en cama llorando, pero eso, cariño, también es valentía. Así que concédete el valor que mereces y el aplauso por ser una guerrera y no te culpes por una caída o un tropiezo ya que no significan retroceder sino aprender.
[Dedicado a todas las guerreras que nos escriben cada día y, aunque esté en femenino, también a esos guerreros tan geniales. ¡Siempre perfectamente imperfectos!]

Colaboración anónima: a mis amigas

Junto a ellas todo parece fácil, incluso parece que el dolor realmente se ha ido. Hasta que estoy sola y vuelve. Sus ojos me han dicho que era sincera al responder a mi pregunta:
*¿Deja de doler alguna vez?*
*Aunque no te lo creas, sí, deja de doler con el tiempo*
Y extrañamente la he creído. ¿Cómo no iba a creerla cuando su voz era sinceridad pura?? Pero no era la única en ayudar, su amiga, mi amiga, ha estado toda la noche secando mis lágrimas. Sé que superaré esto y será gracias a ellas, a mis amigas, pero lo que me pregunto tras leer sus entradas en este blog es cuántas inseguridades y cicatrices se guardan para ellas mismas, contra cuántos demonios combaten cada día en silencio mientras ofrecen ayuda a otros.
Esta entrada va para Pandora y Andy, que han tenido una paciencia infinita conmigo a pesar de que ellas no están en su mejor momento. Mil gracias chicas, os quiero.

jueves, 16 de marzo de 2017

Desahogos

Hay días en los que pienso que no puedo más y después compruebo que sí, que puedo un poco más. Entonces me pregunto dónde está mi límite y descubro que en realidad sí sé dónde está: cada vez que exploto, cada vez que lloro, es una defensa para alejarme del límite, para evitar otras conductas. Pero en verdad estoy cansada, muy cansada. ¿En qué momento sucedió todo esto? El tener que actuar como la madre de mi madre. Obligarla a comer, razonar con ella... Y escuchar a todo el mundo decir que tengo que cuidarla. Sí, mi madre es fundamental para mí pero ¿no debería ser al revés? No puedo contar nada en casa porque todo se reduce a "tu madre está en la cama". Y yo solo quiero dormir y dejar de sentirme culpable por todo. Me levanto cansada y me acuesto cansada. Mentalmente. Mi mente es un torbellino, un "vamos a jugar a la familia feliz". Y luego me siento egoísta, porque no quiero que mi madre vaya a la unidad que voy yo, es el único sitio donde jamás me juzgaron, es mi sitio. Me va a estallar la cabeza... Siento que si no me voy de aquí me voy a terminar ahogando. Tengo miedo de todo ahora mismo: de dormir y soñar, de lo que me digan de la espalda el viernes, miedo de que los ruidos de mi garganta no se vayan nunca, miedo de defraudar, de suspender... De perder a todos los que quiero porque se cansen... De caer.

sábado, 11 de marzo de 2017

Punto final.

Cuando te quedas vacía después de gritar algo, cuando lloras de alivio después de explotar. Es entonces cuando sabes con certeza que el guardarlo solo alimentó un rencor nocivo, que el daño te lo hiciste tú, que realmente merecías mucho más y ya es hora de perdonarte por no darte cuenta antes. Y que si no te quieres cualquiera puede dañarte. En especial esas personas que saben cómo hacerlo. Y lo logran. Pero ahí te das cuenta de que sobreviviste a cosas peores, que esto solo ha sido una piedra en el zapato que tienes que sacar de tu vida, que el perdón es sano pero hay personas que no lo merecen. La solución está en hacerse fuerte, pero sin ser piedra, porque cuando tienes amigos que son tesoros y un novio que vale oro, nada más debería de tener el poder de perturbarte. Así que gracias, gracias a mí misma por soltar, por dejar ir, y gracias a vosotros, por estar ahí y demostrarme que de vez en cuando es bueno dejarse apoyar y que llorar no es de débiles.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Recuerdos (parte dos)

Un día como hoy, nueve años atrás. Recuerdo que me fui a casa, agotada, pensando en lo débil que estabas, pero negándome a dejar de luchar. Sin embargo a la mañana siguiente una noticia me rompió el corazón. Te habías ido. ¿Por qué tenía que suceder esto? Recuerdo que mil sentimientos pasaron a la vez por mi cuerpo hasta que finalmente un vacío se instaló en mi pecho permanentemente. Te llevaste una parte de mi corazón, y en ese momento deseé ser yo, poder tomar tu lugar, ¡merecías vivir! Pero estoy viva, en parte gracias a ti, y siempre me sentiré orgullosa de lo que luchaste, siempre serás mi pequeña estrella. 
Aún siento ese vacío, duele menos pero sigue ahí, y sé que nunca te olvidaré, aunque pasen cien años. 
Hoy hace nueve años que te fuiste y tu estrella sigue brillando tan fuerte como siempre, mi hermana, mi mejor amiga.

martes, 7 de marzo de 2017

Recuerdos (parte uno)

Recuerdo una noche como la de hoy, nueve años atrás. Recuerdo que me había empeñado en dormir allí, aunque las enfermeras protestaron. Y recuerdo que al día siguiente tenía un examen. Tú estabas en la cama, apenas sin fuerzas, dándome una carta que te prometí que solo abriría si sucedía lo peor. Pero a pesar de que mi cerebro sabía la verdad, mi corazón se negaba a aceptar que pudiese pasarte algo. Te ibas a recuperar. Aquella noche cené y no tuve el impulso de vomitar: ambas lo íbamos a lograr.
Y a pesar de lo convencida que me sentía recuerdo que no dormí, atenta a tu respiración, sintiendo en lo más profundo de mi alma que debía guardar ese sonido, ese momento, en mi memoria porque iba a ser el último.

lunes, 6 de marzo de 2017

Una pizca de Neruda

Te amo,
te amo de una manera inexplicable,
de una forma inconfesable,
de un modo contradictorio.
Te amo
con mis estados de ánimo que son muchos,

y cambian de humor continuamente.
por lo que ya sabes,
el tiempo, la vida, la muerte.

Te amo...
con el mundo que no entiendo,
con la gente que no comprende,
con la ambivalencia de mi alma,
con la incoherencia de mis actos,
con la fatalidad del destino,
con la conspiración del deseo,
con la ambigüedad de los hechos.

sábado, 4 de marzo de 2017

Estúpido cuerpo

Todo iba bien, en esa cuerda sobre la que camino que parece hacerse más gruesa a cada paso. Pero no. La cuerda decidió dejarme colgando de ella, a un paso del abismo. Podría haber estado feliz con el peso ya que entraba en mi zona de confort pero mi cuerpo ha decidido jugar. Aleatoriamente como y me dan arcadas sin motivo. Estúpido, estúpido, estúpido.
Pero el cerebro tampoco se queda atrás... Ahora el coste por ayudar a una amiga es que ella se alivia pero esos pensamientos pasan a mi mente, el coste es que me autodestruyo. Creo que después de las patatas fritas que comí ayer en un pobre intento de hacerme sentir mejor ya no se puede caer más bajo. Bueno sí, pero ahora les tengo manía a las patatas. Y el estúpido de mi estómago ayer no tuvo arcadas con ellas. Todo es tan genial... Ayudar a la gente hace que me destruya y quiero ser psicóloga. Ni un concurso de relatos logro ganar ya, joder. Pues nada siempre puedo dedicarme a hacer repostería... Pero también se me da mal. A ver si la estúpida voy a ser yo... Y eso que hoy de momento tengo un día que no es malo del todo.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Acaba ya, martes!

Es muy bonita la teoría, pero ponerlo en práctica ya... Realmente está siendo una mierda hoy. He aguantado lo más que he podido hasta que ahora finalmente las lágrimas caen con fuerza, emborronando todo. Hoy he sentido que todo sale mal, que no logro nada de lo que planeo... Hoy no logro ver la verdad, lo positivo, hoy solo pienso en que el reloj acaba de marcar las doce y yo sigo llorando. ¿Debo esperar a la salida del sol? No quiero dormir, no quiero soñar, solo acurrucarme entre unos brazos que se han convertido en mi lugar favorito del mundo. Hoy la ansiedad me carcome, pidiéndome conductas que me he negado, buscando comer hasta doler sabiendo que no es la solución, que seguiré negándome a ser ese monstruo que a veces sale.