Acabo de llegar y está dormida. Me han dicho sus padres que se suponía que había salido así que no saben que se ha mareado. Otra vez. Traigo comida, un bocata de salchichón, pequeño para que pueda acabarlo. Estoy preocupada, muy preocupada por ella. Pero me tranquiliza ver que se ha dado cuenta de que está enferma y que es grave.
¿Qué no haría por mi mejor amiga? Ella es la que ha estado ahí cuando más lo necesité, la que creyó en mí cuando ni siquiera yo creía.
Eso es la amistad: estar ahí en las buenas pero, más aún, en las malas. Es por eso que voy a estar ahí, lista para darte un abrazo cuando lo necesites o para ponerme en modo sargento si es necesario. Porque eres mi mejor amiga y, cariño, necesito que te cuides, que no te quiero perder y aunque eres fuerte no eres invencible.
Cuidad a vuestros amigos, que son tesoros y yo tengo uno muy grande ❤