La depresión no siempre es a las 3 am. A veces sucede a las 3 pm, mientras estás con tus amigos a la mitad de una risa y, de repente, paras mientras un jarro de agua fría emocional recorre tu cuerpo y te deja sin palabras; sin entender qué está pasando ni porqué.
Y decides irte a casa. O seguir, ausente, rodeado de tus colegas, sintiendo la soledad más profunda en cada poro de tu piel.
Y alguien pregunta qué tal estás, porque te ve raro.
Y sonríes y respondes que no es nada, que se te pasará.
Sin saber cuándo ni cómo.
Este texto es de Paula Marín y es la primera vez que veo que alguien describe tan a la perfección una sensación tan familiar para mí y para muchas otras personas. La gente que no se ha sentido así nunca muchas veces son incapaces de comprender el motivo o de imaginárselo. Y no es necesario, simplemente apoya a quien esté así, sin decir nada, solo estando a su lado y, si lo necesita, abrazando y cogiendo su mano para que sepa esa persona que en ese pozo en el que está sumergida hay una mano que la sostiene de caer. La depresión no se cura diciendo ”sé feliz" o pasando de todo, se necesita terapia hecha por profesionales de la salud mental (un coach no lo es) y un buen entorno con relaciones sociales de calidad.
Muchas veces he estado rodeada de amigos y en un momento dado, con cualquier excusa, he tenido que huir de allí e irme a casa. Una vez en mi habitación sentía que estaba segura, a salvo de nuevo, y poco a poco recuperaba la estabilidad y me sentía mal por lo sucedido. Actualmente escucho a mi cuerpo y a mi mente y no me permito sentirme mal por algo que sé que necesito. No será para siempre, estoy en ello, y cada vez son menores estas situaciones, pero mi prioridad soy yo, porque si yo no estoy bien, no podré ejercer mi profesión ni apoyar a la gente de mi alrededor cuando me necesiten.