jueves, 28 de noviembre de 2019

Palabras que hoy me atrevo a decir (colaboración de mpelmmc).


Cobarde, cobarde y cobarde. A mí sí me importaba que tu luz se apagase. Tu luz brillaba más que la de ese millón. El importunio de las metáforas es el reflejo que decides proyectarte. Me gusta pensar que tu forma de curarte era mandar mensajes cifrados, pero si era así, te equivocaste. Y supongo que ya te cansaste de luchar.

Si me preguntas a mí, yo también lo estoy. Y quizá no me haya pasado ni la centésima parte de lo que te pasó a ti (y créeme, me he informado), pero lo que hiciste nunca es la solución. Incluso gente con cadena perpetua puede llegar a tener momentos de efímera felicidad. Si querías no volver a cantar nunca, no haberlo hecho. Tenías gente que te idolatraba, gente que te quería, amigos y familia. ¿Sabes que tu mujer todavía no puede escuchar ninguna de tus canciones?

Me dejaste a mí, al igual que a millones de personas, que bajo mi punto de vista tenías la responsabilidad de no decepcionar, en vilo. En lo personal, a mí me afectó muy fuerte en su momento, y a día de hoy, una parte de mí sigue siendo tu fan.

Sin embargo, cuando pienso en ti lo primero que pienso es en la palabra cobarde. No seguiste luchando. Y ten por seguro que nunca voy a tomar eso como ejemplo. Yo no sé luchar (y hay gente que cree que lo hago decente), yo no firmé para esto, pero un fan con el ceño fruncido y con dos lágrimas que logran permanecer ahí mientras trato de escribir esto, no va a seguir tu ejemplo.

Tú te rendiste, y yo no lo voy a hacer. Asusta, mata por dentro y vete tú a saber lo que me espera, pero no me voy a rendir.

Voy a seguir idolatrándote en tu época buena. Cuando dejaste las drogas, cuando tu voz sonaba a sana y cuando decidiste intentarlo. Me va a seguir sirviendo de inspiración, porque a quién vamos a engañar, soy un gran fan Aún así, pienso con claridad y sé que dentro de un tiempo, todo mejorará.

Al final rompiste el hábito de la peor forma, y una gran luz se apagó. No era el sitio al que pertenecías y aún así te arrastraste omitiendo todo lo demás. Te rendiste y corriste lejos pensando que nadie te podía salvar y quién sabe si te arrepentiste de lo que hiciste, pero voy a tratar de no sentir más tristeza por ti. Al final, a mí sí me importará.