lunes, 30 de diciembre de 2019

Adiós, 2019; hola, 2020.

Querido 2019:
GRACIAS.
Gracias por las metas cumplidas, por los sueños alcanzados, por ver la luz, por fin, en medio de tanta oscuridad. Has sido un año difícil y a la vez satisfactorio; difícil por temas de salud, por nuevos horizontes en los que luchar, por nuevas batallas que ganar, y satisfactorio por estar viva, por todo lo conseguido durante este año que ya se acaba. Graduarme en psicología, comenzar el máster, las oposiciones, sacarme el carnet de conducir, muchas pruebas médicas y una intervención quirúrgica han hecho que estos 365 días sean una carrera de fondo en la que he alcanzado la meta, agotada pero orgullosa. He tenido que aprender a quererme y respetarme, a alejarme de lo tóxico, a batallar contra mí misma de forma que gane la razón y no la enfermedad; aún queda camino por recorrer pero ya rozo el final de este trastorno que me ha acompañado casi la mitad de mi vida y que no quiero que siga en ella, por ello le cierro la puerta definitivamente y se la abro a la salud y la felicidad. No podría haber conseguido nada de esto sin la ayuda de mi familia y de mis amigos, esa familia que elegí y de la que no puedo estar más orgullosa, y de mi pareja (ya lo sabes todo): GRACIAS; por aguantarme, por secarme las lágrimas, por hacerme reír, por tenderme la mano siempre y mil cosas más. Adiós, 2019, es hora de recibir al nuevo año.

A ti, 2020:
Solo te pido que nos traigas salud, felicidad y paz, esa paz que ha faltado a veces en 2019, suerte en mis proyectos literarios y suerte en mis temas médicos, que acaben ya de una vez y encuentren esas respuestas que tanto se resisten a aparecer, junto con las soluciones. Paciencia, constancia y ánimo para las oposiciones (y una plaza), muchas alegrías y fuerza para los malos momentos. Gracias de antemano por los que se irán voluntariamente, ya que eso significa que no debían estar en mi vida, por los que vendrán y por los que se quedarán. Gracias porque en tus inicios vamos a recibir a María, el mejor regalo que podíamos tener, tráele mucha salud porque amor sé que no le va a faltar.
Bienvenido, 2020, espero que nos llevemos bien y os deseo a todos un muy feliz y próspero año nuevo.

lunes, 16 de diciembre de 2019

Texto de @AminnCoffee

Cada día que pasa, todo es un infierno.
Uno cae quizá en depresión y ni siquiera se da cuenta.
Otro, en ansiedad y le cuesta respirar.
Otro, le comen por dentro sus propios demonios
y ya no sabe en qué idioma hablar para espantarlos.
Y el otro, simplemente, habla con su otro yo.
Hay un otro yo, que todos tenemos,
que sale en situaciones complicadas, por inercia.
Tenemos a alguien que aparece con tal artillería
 que sientes que no estás solo.
O lo estuviste tanto,
que al final uno mismo es el único acompañante.
A veces, quizá queda sonreír,
con los ojos inflamados de no dormir,
y con una cara como si te la hubiesen golpeado.
A veces solo queda andar,
sin rumbo,
sin paradero,
a un lugar en el que todo se calma.
Pero a veces,
y solo a veces,
la calma en el interior viene justo en ese momento,
cuando te sientes tan muerto
que la única opción que tienes
es contraatacar con todo.
Contra todo.
Ante todos.
Ante todo.
Y contra ti.
Especialmente.
Para salir a flote.
Y vivir la vida,
y no dejar que la vida
te viva.

Gracias, amigo, porque con tus palabras describes mi lucha diaria, y la de muchas otras personas.




viernes, 13 de diciembre de 2019

Texto de @AminnCoffee

Digamos que la vida son momentos.
Días malos.
Baches.
Pero también que la calma solo llega
cuando superas una tormenta.
Pero hay tormentas largas e intensas.
Que te cambian.
Y te desgastan.

Te sientes débil.
Y para colmo
solo te recetan pastillas.
Dime maldita guerrera,
¿qué haces para dormir?
¿Puedes?
¿O eres de las que llora hasta la última gota?
¿Y al día siguiente, cómo te sientes?
¿Igual, verdad?

Eso de "mañana será otro día" es una tapadera.
Nada desaparece de un día para otro.
Si estás mal,
y lo aceptas,
es el primer paso gigante que tienes
para armarte y atacar.
Hay personas que viven muertas,
y ni se dan cuenta.

Tú,
para lo muerta que te ven,
yo te veo muy viva.

Y eso,
es otro paso,
todavía más grande.
Saber que no estás bien.

Pero que lo estarás.
Pronto.
Tan pronto,
como te necesites.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Sueño.

Ya no recuerdo la última vez que pasé más de un mes sin sentirme agotada o sin enfermar, pero sí recuerdo cuándo fue la última vez que estuve sin dolor de estómago: justo antes de mi primera operación, hace cuatro años. No, no quiero dar lástima con esto, ni mucho menos, pero como es mi blog pues me desahogo.
Cada día, al despertar, debo luchar por levantarme de la cama y durante el resto del día trato de no dormirme; pero el cansancio sigue ahí, a pesar de tener ganas de hacer mil cosas. ¿Cuántas veces habré renunciado a algo que tenía ganas de hacer porque el sueño ha podido conmigo?
Ya ni lo sé.
¿Cuántas veces he dicho que no podía por sentirme enferma?
Tampoco lo sé.
Cada vez que como siento ese miedo a que vuelva el dolor. Casi todos los días siento algún pinchazo, pero a eso me he acostumbrado, como también lo he hecho a esos ruidos que hacen que mi garganta duela... Eso no me da miedo. El terror viene cuando noto ese dolor que comienza en el centro del estómago e irradia hacia la espalda; pocas veces he rezado tanto como en esos momentos, deseando que pasase, que por favor parase.
Tener cuidado con mi epilepsia, cansancio la mayor parte del tiempo, dolores de mandíbula por el bruxismo, dolor de cuerpo sin explicación pero al que ya me he acostumbrado, piernas inquietas que hay noches que me llevan a la desesperación máxima... Sí, esto es una jodida mierda. A veces me pregunto si no seré simplemente una vaga, una perezosa, una blanda que no sabe imponerse a todo eso. Llevo años que lloro cada dos por tres, ¿depresión? No lo creo, al menos no ahora. Creo que es más bien frustración por todo esto. Todo esto me agota y más cuando también lucho contra mis pensamientos... ¿Qué voy a hacer? Quiero vivir, quiero que todo esto se vaya y ese es el motivo por el que no me rindo, aunque no tenga la seguridad de que esto tenga fin, aunque haya días que me tome un descanso de esa lucha y me quede en la cama.
Claro que también me ayudan las excepciones, esos días en los que siento que puedo comerme el mundo, que todo ha pasado, aunque sepa que no es así, al menos no de momento.
Uno de mis mayores miedos es que la gente a la que quiero se canse y se marche, no poder contribuir a la felicidad de mi pareja, ser una mala amiga, una hija que solo defrauda... Y perderme a mí misma de nuevo. Esos son los pensamientos que pasan por mi mente una y otra vez, los miedos que a la vez que me agotan me hacen seguir adelante, sin rendirme.
Hoy mi cirujano me volvió a hablar de la posibilidad de pasar de nuevo por quirófano y la verdad es que me da pánico.
Me han llegado a decir que si disfruto estando así... Obviamente no, pero antes de juzgarme les invito a que se pongan en mi lugar aunque solo sea durante una semana y después me cuenten.
Supongo que solo es que estoy cansada, aunque eso no sea novedad.
En fin, dejo mi perorata sin sentido y vuelvo a decir que no soy ninguna víctima, ni quiero dar pena, ni sentirme superior porque todos tenemos problemas y todos son importantes, nadie se merece menos porque cada uno siente las cosas a su manera.
Buenas noches a todos y gracias por leerme, por los comentarios, mensajes...y por aguantarme a los que lo hacéis día a día, sé que es difícil y lo siento pero no voy a rendirme y, por supuesto, me tenéis aquí, por muy cansada que esté o dolorida quiero formar parte de vuestras vidas, ayudaros en todo lo que pueda y estar ahí, para lo que haga falta.
Sé que soy fuerte y que pude, puedo y podré.



sábado, 7 de diciembre de 2019

Texto de @AminnCoffee

Un día me dije, si decides ser un águila vuela lo más alto posible, pero si decides ser un gusano, no grites cuando te pisen.
Sé que todos tenemos un tatuaje,
o muchos,
que definen nuestro pasado,
y el presente.
Por eso, cada día que nos
levantamos, mantenemos
la boca cerrada esperando
que algún día esta piel
que tanto aguanta desgarres,
heridas, cicatrices y clavadas de tinta,
pueda darnos alguna señal.
Tengo tantos tatuajes como cicatrices en cuerpo
que te va a costar saber
cuál es cada cosa.
Eso siempre me dicen.
También tengo estrías,
de adelgazar rápido,
o de engordar a lo bestia.
Será que nuestra mente hace mucho mal a nuestro cuerpo.
¿Hay algún momento en tu vida
en el que tengas la mente en blanco?
Indudablemente, la respuesta es un no rotundo,
subrayado y en mayúscula.
Nuestra mente se apodera de nosotros
por algo que en nuestro pasado nos ha marcado
y está constantemente recordando todo.
Lo bueno y lo malo;
solo que lo malo se plasma en la sangre
y circula hasta llegar al corazón
y, de ahí, al dolor.
Pero, en el fondo, sé que cuando
te miras al espejo y quieres
a la persona que se refleja detrás,
te veo invencible.
No quería decírtelo.
De verdad.
No quería ser yo quién te lo diga.
Quería que tú lo vieras.
Que lo huelas.
Que lo sientas.
Que lo vivas.
Que vivas.
Y no dejar que ni tu mente,
ni la puta vida,
te viva.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Viernes.

Amigos.
Una de las palabras más bonitas que conozco, las personas que he elegido como familia.
No hacen falta planes especiales, solo un café y unas buenas risas, o incluso un banco cualquiera en una calle cualquiera.
Y olvidar los problemas, encontrar apoyo, verdades como puños y esa cálida sensación de sentirte querida.
Pero el tiempo pasa, estás ausente y sientes que todo se va perdiendo, que ya nada es tan fácil como antaño, que crecer es una mierda muy grande.
Y te aferras al pasado, no queriendo que nada se escape, con miedo de mirar al futuro e imaginarte sola en esos recuerdos que aún no han sucedido.
La amistad verdadera es una de las cosas más hermosas que existen y también de las más difíciles de mantener, pero cuando se logra es el mayor tesoro que puedes tener, un regalo incomparable.
Creo que la proximidad de la Navidad me hace reflexionar sobre muchas cosas y añorar momentos que no van a volver; la clave está en seguir adelante, aunque se tenga miedo, jamás estancarse y nunca dejar de luchar.
Además nadie dijo que fuese fácil.