lunes, 18 de abril de 2016

Volar lejos.

Este texto no ha pasado actualmente, es de algo que sucedió hace un tiempo pero recibí un mensaje de una de las lectoras que quería una publicación así...

Tengo la solución en mis manos. El bote de pastillas que tantas veces he tratado de ignorar ahora me llama. Es extraño pero me siento tranquila, no temo a la muerte, no puede ser peor que todo este sinsentido. Observo mis muñecas, llenas de cortes, mi cuerpo frente al espejo, parece burlarse de mí con toda esa carne que no debería existir. Saco batido de chocolate, al menos que el final sea dulce. Destapo el bote y empiezo la cuenta de las pastillas...una, dos, tres...diez...quince. Ya no quedan más y solo deseo que sean suficientes. He preparado una carta, aunque sea inevitable quiero evitar el sufrimiento a mis padres en lo máximo posible, que sepan que no fue su culpa...
Pasan los minutos lentamente y me dedico a leer pero mi vista empieza a tornarse borrosa y decido dormir. Unos gritos me traen de vuelta al presente; me siento pesada y apenas puedo abrir los ojos. Han llegado a casa antes de lo previsto y entre sus voces distingo la palabra ambulancia. Vuelvo a dormir pero unas sacudidas me traen de vuelta, acompañadas de voces que gritan con urgencia:
- Mantente despierta, vamos, no te duermas.
- ¡Que alguien evite que se vuelva a dormir!

Mi mente vuelve a alejarse y esta vez sueño con ella, en la misma habitación en llamas.
- Lucha. No te toca morir, no lo hagas.

Jamás pude negarle nada y de repente llega a mis oídos la voz angustiada de mi madre, llorando. Y ya no quiero morir. Lucho contra los fármacos y abro los ojos un poco. "No quiero morir" susurro y parece que alguien me oye porque recibo respuesta.

- Eso es, sigue despierta, háblame.

Lo intento y casi lo consigo. Hemos llegado al hospital y siento que no puedo resistir más. Musito una disculpa, sin saber si ha sido escuchada, y me dejo ir. Me siento volar, muy lejos de aquí, y aunque sentía miedo ya no siento nada. Lo último que alcanzo a escuchar son las voces de los médicos:

-El pulso está bajando. Joder, despierta, vamos.
-Se nos va... ¡Rápido!
- Venga, ¡vuelve con nosotros!

Me despierto y es todo silencio. Noto la garganta raspada y un tubo que sale de mi nariz. Me han hecho un lavado de estómago. Estoy viva. Mis padres duermen a mi lado en unas sillas y por la ventana puedo ver el amanecer. Por fin noto las lágrimas, cálidas, sanadoras, me siento renacer. Y me doy cuenta que la vida es demasiado valiosa como para perderla así,  me doy cuenta de que esta vez casi lo logro...
No habrá una próxima.

8 comentarios:

  1. Me alegra saber que no habrá próxima de verdad que cuando te da por escribir así me provocas sensaciones encontradas por un lado la belleza de lo escrito, haces que me sienta allí, por otro el miedo de que no lo hubieses logrado... Tienes un don, aprovéchalo, parece que has nacido para las palabras y eso es algo que no suelo decir. Besos.

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  2. Conmigo si que volarás lejos si haces algo así de nuevo por lo demás me encantas ya lo sabes y sobre todo como escribes lofff

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  3. Soy Fani podrías presentarlo a concurso si lo alargas un poquito más a mi me ha encantado

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  4. Sé que es cosa del pasado, pero no te quiero echar de menos. Déjame quererte sin más.

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