Día uno y ya quiero irme...

No he hecho más que ingresar en este sitio con mi madre y ya quiero irme. Estamos por causas distintas pero a ella son todo sonrisas y a mí... A mí todo es no dejarme en paz. Dos horas de consulta con el psicólogo y estoy agotada mentalmente, me ha dado una crisis epiléptica y un ataque de nervios. Creo que este sitio acabará conmigo. Nada más empezar me han pesado y ha sonreído. ¿Por qué sonreía? En cuanto se ha ido me he pesado, pensando que nadie se enteraría pero después él de alguna forma lo ha sabido. Mierda. Aquí no controlo yo la situación y eso me pone nerviosa. Me pregunta si quiero morir o si el adelgazar me da la felicidad... No es eso, joder. Lloro y al no querer llorar y parecer débil lloro aun más. Son sólo tres días y no sé si aguantaré. Llega la comida y nadie me vigila, bien, como a mi aire. Sigo nerviosa. Una discusión con alguien de mi círculo de amigos ha terminado de saturarme y el desmayo me ha dejado sin fuerzas. El baño está abierto... Aquí no debe de haber restricciones pero de alguna manera se enteran de todo. Me voy a acostar, tal vez luego pueda pasear. Tengo total libertad y me siento como en una prisión, la prisión de mis pensamientos.