Yo

Perdón por la sobredosis de entradas...

Un número, un maldito número y todo se arruina. No. Sé que no, no es ese número, es lo que esconde: miedo. ¿Se puede ser más cobarde? Miedo a sufrir... ¡Y lo que me queda! Mis defensas se han convertido en muros, tan sólidos que a veces me pregunto cuál es la diferencia entre una roca y yo. Bueno, la roca no es cobarde, supongo, ni se derrumba con tanta facilidad. He nacido en la ciudad del cierzo... Yo, que con un soplo de aire me puedo romper, ¡joder! Noto el corazón tranquilo, tal vez esté congelado, a fin de cuentas es invierno todavía... Pero mi mente jamás para quieta, y eso hace que a veces necesite aliviarme de la única manera que conozco...
Mis dedos acarician mi garganta pero me detengo. ¿Tal vez un corte?  ¡No! Genial, ni siquiera puedo hacer eso, mi parte racional no me lo permite... ¿Me permite escribir? Sí, pero esas defensas siguen ahí, ni siquiera yo soy capaz de bajarlas... ¿Algún valiente?