miércoles, 20 de septiembre de 2017

Imperfecta

"Ya sé que es más fácil tirar la toalla que echarle valor..."
La canción penetra en mis oídos mientras me miro al espejo desnuda. Es hora de desechar emociones negativas y tengo un ritual para eso; llevo varios días en mi montaña rusa particular, nadando entre la irritación, la ira, la tristeza y, en ocasiones, la alegría. El mayor protagonismo se lo lleva la apatía que me invade junto a los mareos que me dan. Parece que salto a la mínima, que he perdido el control y aunque no quiera (porque internamente no quiero, solo quiero un abrazo) busco discutir. Insoportable es la palabra.
Pero ahora es momento de ducha, de mandar por el desagüe parte de esa tensión. Escucho las canciones de mis grupos favoritos, fijándome en la letra y mirando mi reflejo mientras dejo que aflore mi parte autocrítica, la más nociva.
Gorda. Estrías. Pecas. Chepa. Culo caído. Verrugas. Muslos enormes. Dientes torcidos.
Podría seguir, pero es suficiente, me meto en la ducha y dejo que el agua fría corra por mi piel, activando mis músculos y despejando mi mente. Ahora razono todo, recuerdo cada cosa negativa que he pensado y la razono mientras me digo que son distorsiones e imperfecciones sin importancia. Me recuerdo lo que valgo y lo que he luchado. Tirito de frío y dejo salir el agua caliente, hasta casi quemarme, y lloro sin darme apenas cuenta, relajando cada parte de mi cuerpo que mantenía en tensión sin ser consciente de ello. Relajo mis dientes doloridos por la presión, mis manos que eran puños y espero hasta quedarme sin lágrimas, dejando los pensamientos fluir sin más: prácticas, mi madre tiene infección de riñón de nuevo, no me dan la beca, me duele la pierna desde hace días, el foco de mi ansiedad son las palomitas y estoy tratando de reprimirme...
 Quince minutos después cierro el grifo y la puerta de esos pensamientos; es suficiente por ahora. Salgo de la ducha y cambio la música: de pop español a hardcore, todo para no pensar más. Incluso el pelo me cubre parte de la cara mientras me peino para evitar ver mi reflejo; ni siquiera miro el pelo que se me cae a causa de la falta de hierro y vitaminas, no quiero darle más vueltas a nada.
Ahora sí, he terminado y me miro en el espejo, componiendo una sonrisa tan falsa que me hace reír de verdad. Algo aflora a mi mente: palomitas. Supongo que no es tan sencillo no pensar, pero estoy más relajada, es momento de escuchar un rato piano y violín y hacer relajación porque sé que si dejo a mi mente a su libre albedrío me quedaré en la cama llorando más rato y eso no forma parte de mi estrategia para salir de esta enfermedad, al menos no hoy, que aún tengo fuerzas.
Poco a poco, día a día y batalla a batalla. Pero lo lograré.

1 comentario:

  1. Qué ganas de abrazarte ahora mismo mi chica guapa y valiente. Ya sabes que estoy aquí, aunque solo pueda escribir. Mañana te veo y te mimo un rato largo corazón!!!

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