Batallas

Ha pasado un día y he aguantado la ansiedad. No pensé que fuese tan fácil. No, en realidad no lo ha sido, simplemente es el miedo a aumentar esa maldita cifra, que es más fuerte que cualquier ansiedad. Hay cosas que jamás cambian, supongo. Me miro al espejo, me noto más deshinchada y subo a la báscula. Sí, he acertado. Un kilo menos. Ahora queda otro y podré respirar tranquila. Una voz maligna acude a mi mente: ¿un dulce como premio? Sucumbo a la tentación, o casi, porque antes de probarlo decido que no merece la pena y lo guardo. Ni una galleta.
He tenido un examen y casi al final he vuelto a sentir la ansiedad... Necesito algo... Sé que mi estómago no me permite comer como antes pero la otra alternativa son los cortes. Haga lo que haga es romper mis propias promesas. A la mierda. Cuatro galletas se convierten en mi pecado. Me siento llena, me miro al espejo y solo una palabra me viene a la mente: GORDA.
Voy a pesarme de nuevo, sabiendo lo irracional que es, sabiendo que es un error al ser por la noche pero... Lo necesito. 200 gramos más. Una parte de mí me grita que si me peso por la mañana, nada más levantarme, esos gramos habrán desaparecido, pero mi parte enferma hace callar a la razón y grita de nuevo la maldita palabra: GORDA. Quiero romper el espejo, ¿qué son siete años de mala suerte comparados con todos los que llevo ya? Genial, ahora de víctima. Mañana comienza de nuevo la restricción, salir a correr a pesar de los mareos... vamos a sobrevivir, porque vivir a secas es demasiado pedir. Hoy es uno de esos días en los que siento que quiero dejarme arrastrar por esta "puta" enfermedad...
Pero no.
Demasiado orgullosa para eso, siempre me levanto por mucho que caiga...esta vez he perdido la batalla pero no la guerra...
Tocada pero nunca hundida.

[Fragmento actual para las que siempre me escribís pidiendo consejo sobre lo mismo... Las batallas muchas veces se pierden pero lo importante es seguir luchando para no perder la guerra... Nadie dijo que fuera fácil pero nosotras/os podemos lograrlo]