Puntualizaciones y confesiones (a tres manos)

Domingo de votos, no os olvidéis de elegir a quién nos va a robar los próximos 4 años... Pero no os quiero hablar de eso, aunque primero he de aclarar que el motivo por el que este blog habla más de Andrea es porque es su blog, nosotras somos colaboradoras y tenemos nuestros blogs propios, en los cuales colaboramos mutuamente y en los que hablamos de nosotras mismas. Ahora que he aclarado esto, voy a continuar con el tema de hoy: la amistad. 

Considero a mis compañeras como parte de mi vida, como amigas, pero hasta ahora siempre estábamos de cachondeo. El viernes hicimos "fiesta de pijamas" y descubrí que me encontraba agusto, tan agusto como para preguntar a una de ellas: ¿Qué te pasa?...

----------

Y tal vez fue esa pregunta, el ver que a alguien realmente le estaba interesando lo que me hizo empezar a hablar. No eran mis mejores amigas, pero confiaba en ellas y dentro de mí las palabras luchaban por salir. ¿Sólo eran palabras? No, las lágrimas también brotaron, en medio de un alivio, entre abrazos, recuperando la sonrisa, recuperando el ritmo.

-------

Tocaba sincerarse. La timidez amenaza con poder conmigo pero al final fui más fuerte y mi premio fueron unos oídos prestos a escucharme, comprensivos.

------

La pregunta vuelve a mí. Mi máscara no está funcionando, veo con sorpresa que saben leerme, que son como yo: hacen test a todos pero ¿quién las analiza a ellas? Igual que yo, todas nos escondemos, excepto esta noche. ¿Será la cerveza?  No lo sé, pero es de las pocas veces que bajo las defensas, que me muestro vulnerable, sabiendo que con ellas puedo, que se lo han ganado. 

Sabiendo que son mis amigas y dándome cuenta que hace poco que las conozco pero que han hecho más por mí que gente que lleva en mi vida mucho tiempo. 

Por muchos ratos así.

Siempre, flacas.