martes, 31 de marzo de 2020

Abuela.

El día 24 de marzo fue tu cumpleaños abuela,
para mí todavía lo es,
a pesar de que hace cuatro años que no soplas las velas con nosotros.
Se me está haciendo un poco cuesta arriba este año, ¿sabes?
Me he perdido unas cuántas veces
en mis propios pasos
y desconozco el camino de vuelta a casa,
pues ninguno me llevará a tus (a)brazos.
Echo en falta nuestras conversaciones
hablando de todo y de nada,
donde tus arrugas me enseñaban
que la ignorancia y la mala memoria
eran sinónimos de la felicidad.
Tú siempre tan confiada,
rezando cada noche
porque la sociedad
se volviese al menos un cuarto
de lo generosa que eras tú.
Imposible olvidar esos ojos azules,
capaces de brillar al verme en la otra acera,
a un abrazo de distancia
y con el semáforo de los problemas en rojo.
Dicen tus hijos que te quieren,
ya sabes que él nunca fue de expresar sentimientos, ni emociones;
ella lo hace por ambos.
Ellos no le temen a la muerte,
ahora lo entiendo todo,
es mucho más jodido vivir sin ti
que pensar en todo aquello que hay después,
y no sabemos.
Créeme,
me arrepiento de no haberme quedado
esos 5 minutos más que me pedías.
Sé que eras feliz sujetando mis manos frías,
confiando en cada paso que daba.
Me bastaba con tu risa silenciosa,
un helado de chocolate compartido
y unos caramelos de anís
para sentirme a salvo.
Eras de las pocas que creía en la eternidad,
bonita palabra que deja entrever tu ausencia.
Los ángeles se me adelantaron, y llamaron a tu puerta antes de tiempo, sin avisar,
y aquí estoy, escribiendo, sin fuerzas,
vaciándome por dentro,
queriéndote dar una sorpresa más.
Mi presente sigue nublado y las lágrimas siguen cayendo, impidiéndome a veces ver el futuro
que siempre había soñado (a tu lado).
Dicen que el futuro no existe, tampoco lo entiendo (o quizás sí) pero me desangra continuar cada verso sabiendo que no habrá un mañana para volver a verte.
Ojalá algún día empiece a valorarme
y a ver en mí,
Todo aquello que reflejaba tu sonrisa cada vez que me mirabas, cada vez que me mencionabas.
Ojalá estés ahí arriba para verlo,
para verme,
y sonreír por las dos.

Sigue brillando yaya,
te quiero y te adoro (con alpargatas y todo).

[Texto adaptado de un original de Lara Jurado]
[Créditos de la imagen a quién corresponda]

No hay comentarios:

Publicar un comentario