Me he lastimado haciéndome mil cosas para ser la que quería y no la que en verdad puedo ser. Me he conseguido relaciones que sólo terminaron lastimándome, he ofrecido mi corazón como premio y no me he fijado si podían cuidarlo. He corrido riesgos muchas veces en las que dejé que el alcohol fuera mi conciencia, me he disfrazado con maquillaje para que no se vean los ojos hinchados, me he retocado para que no se noten las líneas que dejan las lágrimas y me he puesto más peso en la espalda del que debía.
Y por ello me pido perdón.
Por fin he comprendido que no pasa nada si me digo a mí misma "ya no puedes más, es todo". Nunca quise dejarme vencer pero en esa terquedad por ser fuerte y luchar terminé perdiendo porque no me di cuenta cuando era tiempo de parar, porque no quise ver que la fortaleza no es sólo soportar sino perseverar. He sido una mártir de mi propio yugo, he sido una víctima de la historia que yo sola creé, y por fin me doy cuenta que no importa si me creen débil o perdedora. Lo que en verdad importa es perdonarme a mí misma...
Por todo el daño que me he buscado, por las veces que antepuse las necesidades de otros a las mías. Hoy me pido perdón por cargar más peso del que debería, por forzar mi espíritu con necedades poco importantes, por explotar mi alma con desamores que no dejaron nada y por exponer mi corazón, por dejarlo triturado y exprimido en amores que prometieron y no cumplieron.
Me perdono porque muchas veces no sabía lo que hacía, porque a veces la edad o las influencias no me han dejado pensar con claridad; ya me he culpado mucho tiempo, porque sea como sea sé que la única que permitió el dolor fui yo misma.
Me perdono y me libero de culpas, porque el humano está diseñado para eso; para equivocarse y aprender aunque muchas veces no haya querido hacerlo. Me perdono de todo el daño que me haya podido hacer y me prometo un nuevo inicio que sólo me incluya a mí y a los que de verdad importan.
Yo... ME PERDONO Y ME ACEPTO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario