miércoles, 29 de enero de 2020

Todo lo que guardas.

Todo lo que guardas, acaba explotando. Palabras no dichas, llamadas perdidas, escenas que solo se dan en tu cabecita, pero que nunca pasan a la acción real.

Todo lo que guardas, no se difumina. No desaparece. No se evapora. No muere, sino que te va matando. Poquito a poco, eso sí, para que no te des casi cuenta, y cuando llegue el momento, no sepas salir del bote de cristal en el que te has estado metiendo todo este tiempo.

Lloras a escondidas, porque crees que a nadie le importa, y sigues viviendo eso que los demás parecen disfrutar, pero que te duele tanto, que cada mañana al levantarte lo primero que te viene a la cabeza es, joder! Otro puto día más. Otro esfuerzo por levantarme de la cama. Otro deseo de que se haga ya de noche para poder dormir porque así, siento que no existo. Y deja de doler un poco.

Y así se van acumulando días, semanas y meses, y guardas el tipo de cara a la galería, no vayan a pensar que tú también eres humano, que tú tambien sufres, que eres de carne, hueso, sangre y lágrimas. No vayan a pensar... siempre, los demás. Porque tú, vales menos. Eres lo último. Y no es importante.

Cuánto tiempo más vas a aguantar tú solo. Tú sola.

Cuánto tiempo más vas a aguantar hasta que revientes y lo manches todo del color que tienen tus fantasmas...

Cuánto tiempo más.

[Paula Marín]


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