miércoles, 26 de abril de 2017

Egoísta

Hoy, escribo desde la rabia entremezclada con la tristeza. Las palabras se agolpan en mi mente, presurosas por salir en forma de grito pidiendo ayuda. Ayuda porque esto me viene grande. O, más que ayuda, comprensión. Siento las palabras que me acusan de no hacer nada con mi madre clavadas como una daga en lo más hondo. Egoísta, dicen. ¿Será que lo soy? ¿Debería sacrificar mi lucha por la de otra persona, aunque sea mi madre? Y esa rabia casi se torna odio, odio por no saber qué hacer, por el temor a dejarme caer y saber que probablemente sería un sin retorno. No tengo fuerzas para las dos, para la familia, al menos no del calibre exigido. Y aunque antes yo no me importaba​, ahora quiero luchar. Egoísta me dicen... Y es una decisión que no puedo tomar, porque mi infierno tiene varios niveles y descender implica rendirse, algo que por una vez mi mente racional y mi cerebro están de acuerdo en no hacer, aunque suponga ignorar al resto, incluida esa voz que grita en mí enferma.
Hoy, cerebro y corazón gritan a favor del egoísmo y de la salvación, a favor de la lucha.

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