Después de varias presentaciones y algunas charlas puedo decir que me he acostumbrado a responder preguntas de todo tipo. Al principio dudaba cuando me preguntaban si ya estaba recuperada pero opté por decir que estaba en el buen camino, que era un proceso largo... Sin embargo, la última pregunta requería una respuesta más complicada. Su voz se alzó entre el público, acallándolo:
"¿Se termina esto alguna vez, esta enfermedad?"
Y fue ese "esto" lo que me hizo cambiar mi respuesta, sabedora de que esa voz pertenecía a alguien que también conocía el infierno. Mi primera opción fue hacer una broma, decir que seguían sin gustarme mis muslos. Pero la descarté. Después, pensé en decir que sí, que se superaba, pero estaría mintiendo. Así que opté por la sinceridad.
"Realmente no lo sé. Hay días que pienso que todo es sencillo y días que pienso que estoy en el mismo infierno y que no saldré nunca. Incluso a veces cambio de parecer en cuestión de instantes. Solo se me ocurre luchar, porque merece la pena, aunque a veces den ganas de rendirse. Luchar en cada comida, ante cada reflejo en el espejo, ante cada pensamiento enfermo. Luchar y tener la esperanza de que saldrá bien; y, sobre todo, creer en ti aunque alguna vez caigas: una caída es un aprendizaje, no un retroceso. Y probablemente no es la respuesta que esperabas pero es la que tengo, es mi experiencia, es mi día a día."
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