viernes, 14 de octubre de 2016

Cifras

Los dientes apretados y un nudo en la garganta mientras el peso marca una cifra, un número al que me he estado resistiendo pero que era el objetivo de aquellos que me quieren. Y yo, ¿me quiero? Estoy en ello.
62. 62. 62.
Asqueroso número. Asquerosos kilos. "El peso perfecto" comenta la mujer que me ha pesado, ajena a todo. ¿Acaso en mi mente hay un peso perfecto? Primero fueron 70, después 65, luego 60... Y ahora quería 55, sabiendo que después no me conformaría. Pero logré parar en 60. A veces pienso que mi mente está demasiado llena de cifras teniendo en cuenta que soy de letras. Es absurdo, sólo son dos kilos más, no suponen diferencia alguna pero mi mente me grita que la ropa me aprieta y que la gente me mira.
¡Basta! Mi parte racional argumenta que tal vez lo que me apriete sean las múltiples capas de ropa que llevo para combatir ese frío que parece no abandonarme nunca durante el otoño y el invierno y que la gente lo que mira en realidad no es mi cuerpo, sino mi cara, surcada por las lágrimas.
Llego a mi destino y busco a esa persona que siempre me escucha y entiende (no sé qué haré cuando ya no esté). Rompo a llorar de nuevo pero esta vez me agarra con fuerza y me dice:
-Mírame y escucha esto: estás delgada. Nada ha cambiado ¿me oyes? Vas a poder con esto, igual que con todo.
Y aunque se supone que no debe hacerlo, me abraza un instante antes de volver a su modo profesional.
Recobro la calma y ahogo mis emociones pero hay algo que me ronda... 62...
Y despierto en mitad de la noche, entre sudores, mientras la pesadilla aún permanece vívida en mi mente, esa en la que mi cuerpo se desborda en grasa...
...62...

1 comentario:

  1. La piel de gallina me has puesto. Presentalo a concurso, en serio. Siempre logras transmitir todo lo que sientes pero que sepas que aquí me tienes para todo y que nada ha cambiado preciosa.

    ResponderEliminar