lunes, 12 de marzo de 2018

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Amargo, antes contenido a duras penas, ahora fluye como un río mientras aferra la manta de leopardo y piensa.
El monstruo se regodea, diciendo que nada merece, que acabará sola, que solo sabe fastidiarla. 
Entre hipidos y dolor en el pecho, entre esas lágrimas que nunca acaban, un te amo susurrado apenas, entre las risas del monstruo que habita en esa mente...

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