Todo iba bien, en esa cuerda sobre la que camino que parece hacerse más gruesa a cada paso. Pero no. La cuerda decidió dejarme colgando de ella, a un paso del abismo. Podría haber estado feliz con el peso ya que entraba en mi zona de confort pero mi cuerpo ha decidido jugar. Aleatoriamente como y me dan arcadas sin motivo. Estúpido, estúpido, estúpido.
Pero el cerebro tampoco se queda atrás... Ahora el coste por ayudar a una amiga es que ella se alivia pero esos pensamientos pasan a mi mente, el coste es que me autodestruyo. Creo que después de las patatas fritas que comí ayer en un pobre intento de hacerme sentir mejor ya no se puede caer más bajo. Bueno sí, pero ahora les tengo manía a las patatas. Y el estúpido de mi estómago ayer no tuvo arcadas con ellas. Todo es tan genial... Ayudar a la gente hace que me destruya y quiero ser psicóloga. Ni un concurso de relatos logro ganar ya, joder. Pues nada siempre puedo dedicarme a hacer repostería... Pero también se me da mal. A ver si la estúpida voy a ser yo... Y eso que hoy de momento tengo un día que no es malo del todo.
El otro día te vi y no recuerdo saber nada de esto. Me reitero en lo ya comentado contigo: toda la presión que tuviste y que no salió está saliendo ahora. Y por último decirte que ese es el motivo por el que no se debe tratar a gente cercana, menos cuando aún no estás formada, y porque tú necesitas ayuda también.
ResponderEliminarY sí, te he escrito porque sigo enfermo.
Me siento como el culo por hacerte pensar lo que pienso yo, pero no era mi intención. Cariño sé que eres insegura y tienes miedo pero realmente vales la pena así que no le des más vueltas y menos a lo que digo en mis desvaríos. Te quiero un montón mi chica. Y nuestros chicos también nos quieren.
ResponderEliminar