lunes, 30 de enero de 2017
Aprender de los tropiezos
Nada se consigue sin esfuerzo. Es lo que me digo siempre, pero a veces ese esfuerzo conlleva dolor. No es un dolor físico, sino mental, de esos que a veces te preguntas si podrás superarlo. De esos que dejan cicatrices no visibles. Tengo un equipo de profesionales maravilloso que me da pautas para superar los obstáculos de esta enfermedad tan larga: los TCA. Pero a veces yo misma me boicoteo y pierdo de vista esa ayuda, la ignoro y dejo que el orgullo me pueda, que mi parte enferma tome el control y pierdo de vista el camino. Hoy, he decidido retomar esa ayuda de nuevo, ahogar con más ahínco esa parte nociva y escuchar a la razón; encontrar de nuevo el camino, del cual solo me había desviado un poco. No he caído, solo he tropezado pero eso no es malo siempre, a mí me sirve para hacerme más fuerte y valorar lo que tengo, así como valorarme a mí. Y por supuesto sé que es posible que este no sea el último tropiezo, que haya incluso caídas pero eso no importa, lo que importa es levantarse y seguir, siempre seguir, sin rendirte, porque no hay nada más valioso que el regalo de la vida y disfrutarla junto a los que más quieres.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario