La pierna, la jodida pierna. De nuevo no me deja dormir y ya no sé qué hacer. Doy vueltas en el sofá, desesperada, hasta que decido hacer uso de una pastilla y logro dormir. Dos horas después, suena el despertador. No, joder, no quiero. Pero me levanto. Bien, no duele... Tres horas después, me estoy planteando de nuevo si amputarme la pierna, pero voy a clase. El dolor aumenta, y mis ganas de llorar, también. Últimamente me siento como un grifo, llorando por todo. Ya no recordaba cómo era esto y a veces pienso que casi prefería sentirme de piedra. Volviendo a casa, mi padre hablando de la pensión que me pasa y yo siento que mi cabeza va a explotar. Pero me espera más al llegar: "mírame el móvil que no sé que le pasa", dice mi tío, "ayúdame a ducharme", dice mi madre... Y como si fuese un robot hago todo, deseando poder irme a dormir un rato. Pero tampoco puedo, porque la pierna no me deja mucha tregua, así que decido irme a correr, me siento a punto de explotar, sé que si no hago algo pronto empezaré a plantearme otras cosas menos normales... Cortarme... ¡No! Abuela, te lo prometí. Así que salgo a correr, sin importarme que esté diluviando. Corro, llenándome de barro pero me da igual, porque mi objetivo es cansar los músculos de la pierna todo lo que pueda y, ya de paso, agotarme yo. Empiezo a llorar, pero las lágrimas se mezclan con la lluvia incesante y no se nota. Siento un dolor palpitante en el pecho, un nudo que me indica que la ansiedad se acerca y veo una pastelería a lo lejos. No, no puedo. Ahora peso 63 kg, resultado de días de ansiedad, y he prometido controlarme. Regreso a casa: todo me da vueltas, noto la pierna palpitante y voy a la nevera, pensando en que mejor comer algo antes de que el azúcar me baje. Pero el queso que siempre adoro ahora me provoca náuseas, algo que me está pasando con demasiada frecuencia. Es gracioso, pienso, que si fuese al médico primero me mirarían el estómago pero después... "Usted necesita a su psicólogo" Y doy gracias de que él reiría y les diría "son ustedes los que necesitan dejar de marearla". Pero no me sirve, no me sirve hablar con él si al volver a casa todo vuelve a lo mismo, si mi único refugio es estar fuera de casa o en mi habitación el mayor tiempo posible. "Me siento inútil con la pierna escayolada", llora mi madre, y yo quiero gritar que estoy agotada. Pero no, porque aún recuerdo las palabras de mi abuela: cuida de tu madre, de la familia, es lo principal. Para eso me criaron.
Voy a la ducha y veo que no queda champú, solo gel, pero no hay dinero, no hasta diciembre. En esta casa parecemos una jodida ONG, ayudando a todo el mundo cuando solo les mueve el interés. Y además los gastos médicos de Pamplona... pero esos no me molestan, son necesarios. Mi garganta gruñe por cuenta propia y noto la ansiedad de nuevo mientras miro mi cuerpo desnudo y pienso en la falta que me hace mi pequeña estrella a veces, aunque solo sea porque ella sabía entenderme. "Seguro que tienes a más gente", me dicen. Claro, pero, ¿qué les digo? "¡Hola! Quiero gritar y llorar, todo al mismo tiempo, estoy desequilibrada, y probablemente tengas mejores cosas que hacer pero ¿te apetece soportarme un rato?"
Estoy tiritando de frío y abro el grifo del agua caliente al máximo, sin darme cuenta de que tanto calor está dejando marcas rojas en mi piel. El dolor sienta bien pero paso al agua fría y de nuevo a la caliente, mientras lloro de nuevo, preguntándome si esto de llorar parará pronto. Espero que sí, o me veo muy sola... Andrea La LLorona... Acabo y me aplico una crema anestésica, deseando no sentir la pierna en las próximas horas, deseando que sean las manos de mi abuela las que me la pongan, como antaño, pero es imposible, hace casi un año que no es posible... Salgo del baño, ya más calmada y decido que lo mejor es ponerme a estudiar.
Hasta el próximo desequilibrio.
Creo que eres la persona menos desequilibrada que conozco y yo jamás te dejaría sola por llorar. Necesitas llorar todo lo que no has llorado...
ResponderEliminarNo sé si matarte.. Hay cosas que no puedo arreglar pero coño hay confianza para que me pidas un puto champú Andrea que no te lo pediré después, aunque sé que insistirias o mejor aún vente hasta que te vayas a Badajoz a mi casa el máximo tiempo posible. Seguro que así descansas. Loff yuu no lo olvides que para todo
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