Ayer me propuse intentar participar en el Premio Gran Angular pero para ello tenía que hacer una nueva novela antes del día uno de septiembre. Sí, estoy algo loca pero por intentarlo... Pasé todo el día intentándolo pero todo me parecía un asco: fantasía, realidad... Nada me convencía, así que lo dejé por imposible y me fui a ver las lágrimas de San Lorenzo (lluvia de estrellas para los que no sepáis). No recuerdo cuántos deseos pude pedir ahí, en mitad del monte, en la quietud de la noche rodeada por unos brazos que me hacen sentir segura... Volví a casa tarde e intenté dormir pero una idea me inquietaba como si fuese un mosquito molesto... Me levanté y cogí bolígrafo y papel. Dos páginas salieron de ahí antes de dormirme...
Hoy, desperté y me puse mis cascos junto con la música que escucho siempre para escribir. Revisé las ideas de la noche anterior y las palabras empezaron a fluir hasta completar treinta páginas...
Ahora un merecido descanso y luego a seguir, agradecida a las estrellas por ser mis musas una vez más.
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